El horóscopo druida: origen y características
Los doce signos del zodíaco que hoy conocemos no son el único sistema adivinatorio que existe. Muchas culturas y civilizaciones tienen sus propios oráculos, los cuales tenían la función de hacernos comprender mejor nuestras propias conductas y adivinar las situaciones que pudieran ocurrirnos en el pasado. Uno muy interesante es el horóscopo druida. Los druidas eran la clase religiosa del reino unido y Galicia en el medioevo, parte de la conocida cultura de los celtas que tanto legado dejaron, desde la exquisita música hasta conocimientos científicos variados.
Estos elevados celtas tenían sus propias creencias e interpretaciones sobre la vida espiritual de las personas y así lo dejaron plasmado en los papeles y en le evolución de su cultura hasta nuestros días. La historia guarda muchas duras y misterios sobre estos grupos y se conoce muy poco sobre sus dogmas y prácticas. Sin embargo, algunos escritos guardan fe de su existencia y de algunos preceptos que los caracterizaban. A diferencia de la astrología que todos conocemos, los druidas fundamentaban su horóscopo en elementos naturales propios de la tierra y no del espacio exterior. En vez de planetas, los árboles son sus signos.
Características del horóscopo druida
Los celtas pensaban que cada porción de un año recibía la influencia directa de un tipo de árbol diferente. Según esto, todos tenemos un árbol en función al mes y día en el cual cumplimos años y mismo representa en sí mismo nuestra forma de ser, cuáles son nuestras virtudes y deficiencias, de igual forma que en los signos del zodiaco. En pocas palabras, el árbol es un símbolo que sirve para simbolizar lo que somos en esencia.
Como dato extra, se supone que cada árbol tiene influencia en al menos dos periodos de cada año. En este caso los signos serían los siguientes arboles: Abeto, Olmo, Ciprés, Pino, Sauce, Roble, Avellano, Serbal, Nogal, Castaño, Fresno, Higuera, Abedul, Manzano, Arce, Nogal, Álamo, Ojaranzo, Almez, Tilo, Olivo. Serian veintiuno en total, A diferencia de los 12 signos del zodiaco. Esto le otorga una gran riqueza a este oráculo, comprendiendo 9 personalidades más de las que por lo general manejamos en la actualidad.
Complejidad de este oráculo
Uno de los principales problemas es que no existe mucha claridad con respecto a este sistema. Son pocas personas las que manejan con exactitud esta práctica ancestral y existen muchas versiones y debate sobre las fechas, el número de los signos y las características. Otro asunto que genera complejidad es que algunos de los arboles pueden tener más de un nombre, generando cierta confusión si solo te dedicas a conocer el tema mediante el internet. Además los celtas antiguos no tenían lenguaje escrito, lo cual nos deja muy poca documentación al respecto. Otro aspecto notable es que la deidad más importante no es el sol, sino la luna, siendo las noches un aspecto clave para los rituales, las adivinaciones y la distribución de los signos. Este son el tipo de misterios divinos que nos guarda la rica y espiritual cultura celta.