¿Cuáles son las debilidades y fortalezas de las personas de signo Cáncer?
El carácter del hogareño Cáncer se construye con ladrillos emocionales, por ello mismo suele ser imprevisible. No obstante, hay patrones de conducta por los que se les puede identificar; son personas que se afincan en un entorno con reglas heredadas, con una moral invariable y actitudes conservadoras. Es un hecho común ver a Cáncer cobijado en el calor humano del ambiente familiar.
Las principales virtudes de los nacidos en Cáncer
Cáncer es afectuoso, no con cualquier persona sino con aquellos que conoce bien. Es protector, gusta de poner cuanto tiene a disposición de los suyos. Es intuitivo y sabe detectar los peligros donde los haya. Es sobre todo muy cauteloso, pocas veces se verá a Cáncer actuando precipitadamente.
Posee cualidades que le hacen muy humano; es, por ejemplo, un ser compasivo que se duele del dolor ajeno. Es también muy emotivo, abre su mundo emocional interno con facilidad y expresa sin deformaciones lo que hay en sí. Son buenos amigos, piensan siempre en los detalles de tu actuar, te conocen al dedillo y saben cuándo decirte que arriesgues o te retires.
Son también muy leales, cuando has pasado a formar parte de su círculo íntimo, será muy difícil que te abandonen a tu suerte. Su sensibilidad los hace muy humanos, pueden sentir con claridad los altibajos en los estados emocionales de los otros. Son grandes confidentes porque empatizan con tus experiencias más íntimas y las saben valorar como tal como tú mismo lo haces.
Son personas imaginativas y pueden idear artilugios renacentistas con mucha facilidad.
Conozcamos los defectos más salientes de Cáncer
Son inseguros; están siempre dudando en si deben dar un paso o no. No tienen muy en claro lo que verdaderamente desean en la vida, prefieren mantenerse guarecidos en el confortable manto familiar. Puesto que sus emociones los desbordan y no consiguen controlarlas, urden estrategias para hacer que alguien esté al pendiente de ellos. Suelen atarse a sus experiencias del pasado. Albergan prejuicios y preconceptos tan arraigados que es muy difícil hacerles entrar en razón del cambio o evolución que han tenido los hechos reales.
Rumian el pasado una y otra vez, acomodándolos a sus cambios de estados, reinterpretando los hechos ininterrumpidamente. Sus variaciones emocionales acompañan a sus cambios de humor. Pueden por momentos estar muy felices y, algún rato después, ser la representación de la tristeza. Si se les da a elegir, prefieren rehuir a los desconocidos. Para ellos es preferible estudiar pacientemente a una persona hasta que están seguros que lo conocen al detalle.
Se vuelcan en demasía a la vida familiar. Se pierden la experiencia de la interacción social. Huyen de las aventuras y eso los torna melancólicos. No sienten el impulso de abandonar su reclusión; o, si lo hacen, no pueden disfrutarlo porque el mundo para ellos es un lugar peligroso en el que hay que caminar con mucha precaución.
Su imaginación puede a veces jugarles malas pasadas, al sumirlos en alucinaciones que deforman la realidad, haciéndola más oscura. Prefieren hacer caso omiso a sus impulsos físicos de aventura y mantenerse a buen recaudo dando gusto a su mente.